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La alimentación y el cambio climático

Las manzanas caídas

En agosto de 2019, el IPCC hizo público un nuevo informe: El cambio climático y la tierra. En este informe se destaca que el uso de la tierra para fines agrícolas, silvícolas y de otra índole supone el 23 % de las emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, los procesos naturales de la tierra absorben una cantidad de dióxido de carbono equivalente a prácticamente una tercera parte de las emisiones de dióxido de carbono causadas por la quema de combustibles fósiles y la industria. 

La tierra es un recurso decisivo

En "El cambio climático y la tierra" se apunta que el mundo reúne las condiciones idóneas para hacer frente al cambio climático cuando la sostenibilidad se considera una prioridad global.

 

"La tierra desempeña una función importante en el sistema climático", dijo Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC.

 

El uso de la tierra para fines agrícolas, silvícolas y de otra índole supone el 23 % de las emisiones antropógenas de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, los procesos naturales de la tierra absorben una cantidad de dióxido de carbono equivalente a prácticamente una tercera parte de las emisiones de dióxido de carbono causadas por la quema de combustibles fósiles y la industria", añadió.

 

Según Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, en el informe se evidencia que la gestión sostenible de los recursos de la tierra puede ayudar a luchar contra el cambio climático.

Desertificación y degradación de la tierra

La degradación de la tierra socava su productividad, limita los tipos de cultivos y merma la capacidad del suelo para absorber carbono. Ello exacerba el cambio climático y el cambio climático, a su vez, exacerba la degradación de la tierra de muchos modos distintos.

"En un futuro con precipitaciones más intensas, el riesgo de erosión del suelo de las tierras de cultivo aumenta, y la gestión sostenible de la tierra es un modo de proteger a las comunidades de los efectos nocivos de esa erosión del suelo y de los deslizamientos de tierra. Sin embargo, nuestro margen de maniobra es limitado, por lo que en algunos casos la degradación podría ser irreversible", explicó Kiyoto Tanabe, copresidente del Grupo Especial del IPCC sobre los Inventarios Nacionales de Gases de Efecto Invernadero.

En el informe se indican algunas opciones para hacer frente a la degradación de la tierra y prevenir la progresión del cambio climático o adaptarse a sus consecuencias. También se analizan posibles efectos de distintos niveles de calentamiento global.

SEGURIDAD ALIMENTARIA

La adopción de iniciativas coordinadas para hacer frente al cambio climático puede suponer la mejora simultánea de la tierra, la seguridad alimentaria y la nutrición, además de ayudar a acabar con el hambre. En el informe se destaca que el cambio climático afecta a los cuatros pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad (rendimiento y producción), acceso (precios y capacidad para obtener alimentos), utilización (nutrición y preparación de alimentos) y estabilidad (alteraciones de la disponibilidad).

En el informe se constata que aproximadamente una tercera parte de los alimentos producidos se echa a perder o se desperdicia.

“El uso más sostenible de la tierra, la reducción del consumo excesivo y el desperdicio de alimentos, la eliminación de la tala y la quema de bosques, la prevención de la recolección excesiva de leña y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero encierran un verdadero potencial, que contribuirá a resolver las cuestiones del cambio climático relacionadas con la tierra”.

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